sábado, 26 de junio de 2010

Guayaquil

Anoche salí hacia el cerro Santa Ana. Pasé antes por las Peñas. Encontré un bar con un balcón donde escucho palabras del argot porteño: sota, raqui y muchas otras que no estoy seguro de que quieren decir. No estoy en un arrabal, se trata de la zona turística regenerada.
Decido comprobar el el nivel de seguridad de la urbe y voy caminando desde el Cerro hasta el hotel. Ha pasado la medianoche y la ciudad luce tranquila pero desolada. Los únicos que se interesan en mi viaje a pie son los taxistas que insisten en ofrecerme sus servicios.
Hoy dejo el hotel a mediodía y salgo a caminar por la 9 de Octubre. Me siento unos minutos en el Parque del Centenario. Luego voy por un caldo de salchicha para almorzar. Una revista en el quiosco de periódicos llama mi atención: "Pancho Jaime". Puesto que la venden en un local auspiciado con fondos de la urbe supongo que se trata de una manifestación cultural aceptada. La compró para leerla. ¿Qué representa este tipo de literatura?, ¿populismo?. Problema abierto para los estudiosos sociales.
Regreso al Cerro al bar "El Faro", el mismo de la noche anterior. Hay que ver el mundial de fútbol y olvidarme de la "Estrategia de la ilusión" de Umberto Eco.
Para ir hacia el aeropuerto me decido por la metrovía. Hay que caminar algunas cuadras todavía desde la última parada. En el aeropuerto José Joaquín de Olmedo hay solamente franquicias para comer. Me decido por un pollo mandarín y voy de regreso a la otra ciudad grande de mi país.

viernes, 25 de junio de 2010

El río Guayas

El avión va descendiendo. Por la pequeña ventana se comienzan a ver la llanuras y humedales. Son las plantaciones del arroz que me llena el estómago todos los días.
Desde la universidad me han enviado al Hotel Palace. Me reciben con un coctel pero me entero que no se puede fumar en las habitaciones.
Mis compañeros guayaquileños vienen por mí. Vamos al barrio Cuba y ya puedo ver el río Guayas desde el patio de la universidad. Del un lado están las instalaciones de Industrial Molinera y del otro unas chabolas donde las personas se han tomado una calle para vivir sobre ella. Me sirvo una menestra de moros con corazón.
Ahora vamos a pasear un poco. Por el momento mi idea de Guayaquil se reduce al Malecón. Nunca había conocido los barrios del norte. En Urdesa calle Víctor Emilio Estrada hay bares y restaurantes donde predominan las franquicias.
Volvemos al hotel.
Esta mañana me he despertado con un desayuno tipo bufete. Al hacer mi conferencia tengo el mayor río de la costa pacífica sudamericana a mis espaldas.