lunes, 13 de septiembre de 2010

Al Quilotoa en bus



Sábado 11 de septiembre


Para despedir el período de vacaciones salimos con la Doris de Quito a las 17:30 con rumbo a Latacunga. Llegamos a las 19:15. El interés no era quedarse allí por lo que tomamos un bus rumbo a Pujilí.
En Pujilí estábamos a las 20:00 preguntando por un alojamiento. No tuvimos mucha suerte hasta que alguien nos recomendó el centro turístico El Aliso donde había habitaciones disponibles.
Tomamos un taxi para allá y las 20:29 estábamos en pequeñas habitaciones de 10 usd por noche.

Domingo 12 de septiembre

El dueño de El Aliso se ofreció llevarnos en la mañana después del desayuno hasta el el lugar donde podíamos tomar los buses que van a Zumbahua. El bus pasó a las 08:45 e hice un viaje de pie hasta las 10:00 cuando llegamos a Zumbahua.
De ahí tomamos una camioneta hasta el Quilotoa. Llegamos a las 10:40 por una carretera que está todavía en construcción.

La vista de la laguna en el cráter pasa mejor como registro fotográfico. Aquí quedaba la decisión deportiva de bajar hasta el borde del agua o la contemplativa de sentarse frente al paisaje. Optamos por una alternativa mediana y continuamos bajando hasta la mitad del cráter donde nos detuvimos a las 11:30. De ahí la subida de regreso.
A las 12:15 tomamos asiento en el restaurante comunitario Kirutwa para almorzar con la espléndida vista a la laguna. En realidad en el Quilota hay varias opciones para conseguir alimentación y alojamiento. De igual forma nos enteramos que hay buses que salen directo desde el terminal terrestre de Latacunga entre las diez de la maña y las tres de la tarde cada media hora.
Optamos por uno de esos buses para el retorno, el pasaje hasta Latacunga cuesta 1,25 usd. Sería tal vez la parte más realista del viaje pues la moto y las hostería me habían estado alejando un poco de mi propia realidad. En Zumbahua el bus se llenó con varias personas de la comunidad que probablemente venían de una fiesta y como todo ritual andino estaban completamente borrachas tanto hombres como mujeres.
Así que el viaje hasta Latacunga incluyó varias paradas para aliviar a los mareados, gritos, jolgorio, llantos, canciones en quichua, música de bandas y todo lo que se siente en mi país profundo.
A las 16:16 llegamos a Latacunga y decidimos ir a conocer el parque central de la ciudad. Por ahí encontramos una pizzería para tomar un café. De vuelta al terminal terrestre nos subimos en el bus a Quito a las 19:50. A las 19:40 habíamos llegado a Quitumbe con el recuerdo de la laguna y su gente.