En 2005 el físico, especialista en
acústica, Antonio Fischetti y el zoólogo sistémico Guillaume
Lecointre publicaron un libro sobre la ciencia como la veía Charlie
Hebdo (''Charlie Hebdo ramène sa science'').
Antonio Fischetti se salvó de morir en
la masacre del 7 de enero pues ese día estaba asistiendo al funeral
de su tía. Esta es la traducción de las palabras escritas por
Guillaume Lecointre después de la tragedia:
El periódico Charlie Hebdo ha sido,
una vez más, duramente atacado por haber defendido la libertad de
criticar las ideas. Esta vez sí, personas, intelectuales de gran
talla, han pagado el precio con su vida. Las Ediciones
Materiológicas son solidarias del dolor de los parientes y de todos
aquellos que reconocen un valor emancipador al uso de la razón
crítica. De hecho en ese combate, Charlie Hebdo era un precioso
aliado, situado en primera línea.
Yo estuve a cargo de la columna sobre
ciencia en Charlie Hebdo de 1995 al 2005. Más tarde, tuve
colaboraciones esporádicas con el periódico, y ultimamente para el
número especial de septiembre de 2013 sobre el laicismo. Desde que
retomaron la riendas del periódico en 1992, François Cavanna y
Philippe Val querían que la columna científica no se contentara con
exponer los resultados, sino que se invite a la reflexión. Querían
que escribiese ''como para un amigo que tu consideras inteligente''.
Ellos eran amigos de la ciencia y de la instrucción pública, que
saben hacer la diferencia entre el valor de la ciencia como método de
comprensión del mundo real y sus usos y aplicaciones a veces
discutibles. Ese discernimiento no está muy extendido a la izquierda
del espectro político. Es así que fue posible crear una columna de
opinión donde una de sus ambiciones era de explicar como la ciencia
efectúa una reflexión sobre sí misma, un semanario con la
capacidad de publicar epistemología ilustrada por Charb, Riss, Luz,
Honoré... Antonio Fischetti se juntó a nosotros durante la ruta
hacia la creación de la columna de opinión, y más tarde, juntos
seleccionamos una parte de nuestras crónicas para hacer un libro
estructurado según los cuatro sentidos comunes de la palabra
ciencia, con el objetivo pedagógico de alentar el discernimiento.
Charlie Hebdo es un heredero de la
Ilustración. El siempre ha apostado por la razón y fustigado a
los charlatanes, las pseudociencias, las supersticiones, el
relativismo y el espiritualismo rampante, así como al New Age y el
ecologismo cuando estos dos últimos se asocian con los precedentes.
Siempre ha combatido las manipulaciones mentales vengan de donde
provengan, el obscurantismo, el clericalismo político, la tentativa
de intrusión de las religiones en las escuelas, en la investigación,
y de manera general en los servicios públicos, y su influencia
sobre las leyes, todo esto manteniéndose a su vez como un periódico
fuertemente anclado a la libertad de conciencia individual, aquella
de tener la religión que uno elija o de no tenerla. Los actores de
Charlie Hebdo son verdaderos laicos.
Que se me permita terminar con un toque íntimo refiriéndome a aquellas víctimas a las que maś tuve
la oportunidad de conocer personalmente. Charb era de un inteligencia
maliciosa formidable. Cuando se escribe su crónica y se descubre el
dibujo de Charb que la va a ilustrar, uno se cuestiona para qué se
ha escrito, en tanto que el dibujo resume la quintaescencia del
contenido. Tignous era un hombre adorable, de una gran humanidad.
Bernard Maris tenía la misma pasión que nosotros por transmitir y
combatir el seguidismo generalizado que gangrena su disciplina, la
economía. Todos eran divertidos y valientes a la vez, de un talento
tan grande como mi pena.
Guillaume Lecointre
9 de enero del 2015