sábado, 24 de octubre de 2009

Arriamos las velas en Mindo

Sábado 12 de septiembre
Wilfrido regresó al país así que nos unimos con Alexandra y Doris para salir a Mindo. Esta vez en bus desde el nuevo terminal de la Ofelia a las nueve y media. En dos horas estábamos en Mindo buscando un lugar para nuestro campamento. Las informaciones de la oficina de turismo de Mindo fueron exactas y dimos con el Hostal Brisas del Río.



Nuestro objetivo principla era el canopy. Pero caminando, equivocamos la ruta y llegamos al mariposario. Fue el azar lo que nos trajo aquí, exclamé. wilfrido acotó: fue Dios. Eso es lo importante de los viajes, mismas aventuras pero con lecturas finalistas distintas.
Después de todo llegamos al canopy y llevamos a cabo la parte principal de nuestra aventura. Al final la noche cubrió nuestros pasos sobre los últimos cables.



Nuestro campamento estaba al lado de uno montado por un grupo de motociclistas un tanto ruidosos. Pero esto no impidió que hayamos disfrutado de la comida, la fogata y la obscuridad de las estribaciones tibias de la cordillera.



Domingo 13 de septiembre
La fiesta no puede ser eterna. Algo que suele ser difícil de entender. Hemos puesto fin a esta primera etapa como viajeros teniendo como fondo las cascadas que bajan de la montaña al mar. Mientras regresábamos a Quito se iban perfilando en el horizonte nubarrones que podían comprometer el proseguir de nuestros viajes: Doris partía a estudiar robótica a México, Wilfrido se alejaba de la universidad para tener tiempo para su tesis doctoral, Marycarmen había comenzado también su nueva carrera como antropóloga, Efrén obtenía misiones en Simiatug, Alexandra filmaciones en Cañar y Loja. No queda más que sentarse y disfrutar de la lluvia.

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