domingo, 28 de agosto de 2011

Tayta Chimborazo

Dos horas para llegar desde Patate hasta el desvío hacia el Refugio del Chimborazo. Aquí si es posible continuar con la moto. Pero ahora tengo una nueva excusa: empiezo a quedarme sin combustible. Además mi equipamiento es miserable para el frío ya que si bien no ha llovido mucho desde que salí por Ambato en la carretera que va a Guaranda, mi pulgar derecho empieza a congelarse.
De todas formas la vista del Chimborazo es espectacular. Lo que me da más ganas es volver a buscar el piolet y retomar el andinismo. Los rebaños de vicuñas en la carretera también dan muestras de que el mundo si puede cambiar. Doy media vuelta.
Para regresar tomo la vía llamada Flores el Arenal. Es todavía mucho más bonita. Recorro todo el curso del río Ambato desde sus fuentes. Paso inclusive por aguas termales que no sabían que existía. Es una pequeña carretera pero bien pavimentada. Al final salgo por Aguaján al barrio Miraflores.
Lo que más me emocionó fue cruzarme en el camino con motociclistas pilahuines que llevaban a toda su familia en la moto. Y sólo con un poncho rojo a rayas y una bufanda.

viernes, 26 de agosto de 2011

No a las motos en el Cuello de la Luna

La primera parte es salir de Quito. El ruido de la ciudad está volviéndose insoportable y por lo tanto busco dejar lo más rápidamente la parte urbana. Con la noticia de que buena parte del tramo sur de la Simón Bolívar está repavimentándose lo cual me obliga a entrar a la Ciudad Jardín. Luego descender por Guamaní. Barrios tan cercanos pero es la primera vez que los conozco.
La siguiente dificultad es lograr entrar al Parque Nacional Cotopaxi viniendo del norte al sur. Todo un momento de espera para poder cruzar al otro carril de la Panamericana.
La entrada la pusieron difícil: gravilla, piedras sueltas, arena, tierra, rieles de ferrocarril y una casi imposible pendiente de tomar en curva. Finalmente un lugareño me ayuda con un empujón.
Luego viene un arroyo de montaña. No corro riesgos y me mojo los pies al pasar con la moto a mi costado antes que sobre ella.
Finalmente llego a la entrada propiamene dicha. Pido un choclo con queso y un agua Tesalia. Y ahora viene la gran sorpresa: es totalmente prohibido entrar con una motocicleta al Parque Nacional Cotopaxi.
Al volver a la Panamericana siempre es lo mismo: una vía que quiere convertirse en autopista pero en un gran porcentaje sigue siendo un camino del tercer mundo. ¿Y los peligros más graves?. Bueno, la semana pasada salió volando desde el balde de una camioneta delante de mí un arból de pino al que lo partí en dos con toda la buena suerte del mundo. Hoy fueron tres cajones de frutas. Al menos ahora sí los pude esquivar.

lunes, 15 de agosto de 2011

Arajuno y Canelos

El camino desde el punto de partida habitual hasta el Puyo se hace cada vez más corto. Una hora y cuarenta minutos esta vez.
Tomo el desvío a Arajuno en la vía Puyo-Macas. Paso por las parroquias de 10 de Agosto y el Triunfo donde se acaba el asfalto. El estado de mis llantas, que ya tienen catorce mil kilómetros de recorrido, es una buena excusa para desistir. Además yo busco la carretera, no el enduro.
Doy media vuelta y empiezo a tener hambre. Veo una hostería por la que había pasado a 4 km desde el redondel de las vaquitas. Se llama Kinti Wasi, la casa del picaflor para los no iniciados. Pido un maito de tilapia que viene con choclo, ensalada y papas.
Como el lugar está muy tranquilo decido preguntar por el costo de una habitación. Son 15 usd con el desayuno incluido. Estoy inaugurando la cabaña, todavía se siente el olor a madera fresca. En la tarde voy un rato a la piscina y salgo a caminar hasta el refugio de los monos.
Me ofrecen un arroz relleno como cena y un larga conversación me permite enterarme de los detalles del lugar que no se los cuentan a los turistas. La carretera asfaltada que debe llegar hasta Arajuno, de hecho es un camino recién abierto, se llama la ruta petrolera. Ésta lleva a los pozos de Agip y Sinopec.
A la mañana siguiente tomo la ruta a Canelos. También se trata de un camino que están terminando de asfaltar. Me desvío entonces hacia Madre Tierra y salgo por Shell. En toda la provincia de Tungurahua no hay luz así que pasara los túneles es un suplicio.
Me detengo como siempre en Baños a comer y beber algo.
Otra vez de regreso.

sábado, 6 de agosto de 2011

El retorno


Mes amis del Instituto de Investigación para el Desarrollo llaman a los países donde trabajan países del sur. Y yo ya regresé al sur del sur.
Es por eso que esta tarde sali a buscar con la moto el camino que llega a Lloa. Fue un poco difícil dar con el letrero a la altura de la Biloxi pues los grafiteros lo habían llenado de spray en pro de la libertad de pensamiento.
En 15 minutos estuve en Lloa por una carretera completamente asfaltada. Vi un letrero que anunciaba aguas termales y seguí por la carretera lastrada y más difícil unos 20 minutos más. En una curva había una paila y paré. El sector se llama los Rábanos. Sirven fritada con habas, choclo y dos vasos de chicha por 3.5 usd.
La casera me comentó de su evacuación durante la actividad del Guagua Pichincha. Ya ve a la final no nos pasó nada -decía- lo que quería el monte era para que salga el Jamil. Ya no sembramos mucho, no hay gente para trabajar toditos se fueron a España.
También se acordaba de la muerte de mi amigo Diego Viracucha en el cráter del Guagua Pichincha, vulcanólogo del Instituto Geofísico y originario de la comunidad de Lloa.
Al regreso para en Lloa por unos cigarrillos y una cerveza.
Quedan las fotos del recuerdo de Chambéry. Esa otra montaña.