lunes, 15 de agosto de 2011

Arajuno y Canelos

El camino desde el punto de partida habitual hasta el Puyo se hace cada vez más corto. Una hora y cuarenta minutos esta vez.
Tomo el desvío a Arajuno en la vía Puyo-Macas. Paso por las parroquias de 10 de Agosto y el Triunfo donde se acaba el asfalto. El estado de mis llantas, que ya tienen catorce mil kilómetros de recorrido, es una buena excusa para desistir. Además yo busco la carretera, no el enduro.
Doy media vuelta y empiezo a tener hambre. Veo una hostería por la que había pasado a 4 km desde el redondel de las vaquitas. Se llama Kinti Wasi, la casa del picaflor para los no iniciados. Pido un maito de tilapia que viene con choclo, ensalada y papas.
Como el lugar está muy tranquilo decido preguntar por el costo de una habitación. Son 15 usd con el desayuno incluido. Estoy inaugurando la cabaña, todavía se siente el olor a madera fresca. En la tarde voy un rato a la piscina y salgo a caminar hasta el refugio de los monos.
Me ofrecen un arroz relleno como cena y un larga conversación me permite enterarme de los detalles del lugar que no se los cuentan a los turistas. La carretera asfaltada que debe llegar hasta Arajuno, de hecho es un camino recién abierto, se llama la ruta petrolera. Ésta lleva a los pozos de Agip y Sinopec.
A la mañana siguiente tomo la ruta a Canelos. También se trata de un camino que están terminando de asfaltar. Me desvío entonces hacia Madre Tierra y salgo por Shell. En toda la provincia de Tungurahua no hay luz así que pasara los túneles es un suplicio.
Me detengo como siempre en Baños a comer y beber algo.
Otra vez de regreso.

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