jueves, 15 de octubre de 2020

Convertida en Piedra

 





Convertida en Piedra

Recuerdo perfecto , era uno de esos sábados donde estas surfeando en internet y de repente te llama un documental que cuenta la historia de una escritora totalmente desconocida que le gustaba el café con leche, los gatos y los conflictos con otros escritores y ex maridos.

Durante los trece días de protesta los últimos dos fueron los más fuertes, las calles de Quito ardían y “concidencialmente” uno de ellos fue 12 de Octubre. Ese sábado el Ecuador retrocedía 427 años y reafirmábamos que el tiempo no es lineal. -Las mujeres resistían a Ella-, aguantábamos las noches sin dormir, obligadas a permanecer alertas cubriéndonos de las bombas que podían llegar a los puntos de paz. Velando a los guaguas en nuestras espaldas.

En el 2015 tenía que sumergirme en el realismo mágico para una obra de teatro y cuando preguntaba a unos amigos sobre referencias uno de ellos me recomendó a -Elena Garró-, recordé que era la escritora del documental que había visto años atrás. Busqué en el Fondo de Cultura Económica sus libros y obviamente no los tenían. Se quedó entre mis lecturas pendientes. Una parada antes de llegar a la sala de teatro Mandrágora leía en la pared “VIOLENTO ES EL SISTEMA”. En la sala de espera sonaba la primera llamada mientras hojeaba una revista del 2016 donde en las primeras páginas estaba toda su biografía por sus 100 años, junto a su historia estaba un cuento que me dejó sin palabras “El Anillo”.

En la noche todas nos llamábamos y nos acompañábamos desde México hasta Bolivia. A las 12:00 pm Ella buscaba “dialogo”, un dialogo que parecía hasta ese momento desigual y sin garantías de que lo que se negocie sea justo. Pero Ella se olvidaba de algo, que en televisión nacional difícilmente podría darle hablando a ninguno de sus peones y que con trece muertos a cuestas y todo un país gritándole que deje su cargo poco podía hacer.

Caminando por Donceles encontré “Los Recuerdos del Porvenir”, este pertenecía a una colección de libros escritos por mujeres mexicanas. De todos los que compré en ese viaje ese fue el último que leí, al llegar a la segunda parte necesariamente tenía que parar, cada letra era como un agujero negro en mi cerebro, era abril del 2020 y la pandemia en mi país dejaba imágenes desgarradoras que se permeaba con el caos de Ixtepec, todo esto acrecentaban mi angustia y ansiedad pandémica y apocalíptica.

***

Ella, que años atrás se cuestionaba la violencia ejercida en las calles por el poder de turno ahora se dejaba llevar del brazo y se reía junto a los overoles grises y verdes. Ella, que cuestionaba el rol de la mujer sumisa, adorno y obediente, ahora se la veía feliz condecorando a generales. Se le olvidó los ideales de la democracia e igualdad. Se le olvidó la pregunta que gritaba con su antigua voz de pajarito “¿Quién jodió al país?”, se le olvidó la violencia estructural dentro de nuestros primeros territorios de defensa.

Julia podría ser cualquiera, podría ser Elena, podría ser Andrea, podría ser MARÍA, podría ser PAULA . Podría ser cualquier mujer compleja, cualquier mujer oprimida, cualquier mujer sin tiempo, cualquier mujer en busca de la historia robada, cualquier mujer invisibilizada, cualquier mujer colonizada, Julia mujer VIOLenta y VIOLentada.

Sabe que hay dos formas de poder, uno se sustenta en la fuerza competitiva  patriarcal y otro en el amor y las pequeñas trincheras del cotidiano. Buscar dentro de esto un puesto donde anidar, donde sacar al sol las propias dudas y las pocas certezas. Le parecía imposible. Para Ella en la última década la asfixia patriarcal falocentrica era el pan de todas las sabatinas, así que buscaba cualquier espacio que le permitiera reafirmarse e incomodar.

Julia pensaba que nada podría modificar el porvenir, ningún sacrificio valdría la pena porque la memoria estaba condenada a repetirse,  que los demás personajes de Ixtepec únicamente volvían a interpretar los mismos papeles o patrones, talvez por eso no le importó ver morir a sus hermanos, amigos, familia y al pueblo entero. Ella era solo una reina más de todo ese maldito ajedrez ridículo que se repite y se repite.

A pesar de los trece muertos de octubre y los miles en la pandemia ella esta aun el cargo, mostrando muecas y simbolismos de represión. Lejos y petrificada quedó su dulce sonrisa nerviosa, ahora detrás de la ventana ve como todo un país estupefacto espera de ella alguna respuesta mínimamente decente. Y ni ella ni nadie se da cuenta que es solo la piedra que terminó rodando desde la virgen hasta el abismo y la única constancia que nos queda de ella es lo que encontró la vieja curandera.

 “Soy María R., nacida de José R. y Ana Castellanos, en el pueblo de Vilcabamba el 6 de abril de 1963. En piedra me convertí el 13 de octubre del 2019 delante de los ojos espantados de Gregoria Buendia, cause la desdicha de mis padres y la muerte de mis HERMANOS. Cuando venía a pedirle a la virgen que me curara del amor que tengo por el general que mató a mis HERMANOS, me arrepentí y preferí el amor del hombre que me perdió y perdió a mi familia. Aquí estaré con mi AMOR a SOLAS como el recuerdo del porvenir por los siglos de los siglos”.

jueves, 11 de junio de 2020

El derecho de cocinar en paz

Colaboración 
Andrea Gualoto

El derecho de cocinar en paz

Siempre me pregunté como mi memoria podía recordar a la perfección la sazón de mis abuelas, ¿Qué hace que ese sabor se único? Inconfundible. ¿Qué es la sazón?, ¿Se la hereda?, ¿Se la imita de acuerdo a nuestra memoria gustativa o emotiva? En estos tiempos donde he regresado a los calditos, sopitas y coladitas hechas a fuego lento –mientras pico, mezclo, rayo, huelo, despedazo, pruebo- se ha despertado en mi como nunca antes los recuerdos. Recordé las papas fritas con mucho limón y mayonesa, recordé que todo se hacía despacito – no había ese afán innecesario de correr apurados hacia ningún lugar-, recordé a mi bis abuela sentada en una tarde de sol pelando un costal entero de papas y esa actividad le ocupaba todo su ser y su presente, ella nunca escuchó la palabra yoga en su vida.
En mi país hemos visto desfilar miles de muertos, muchos más de los que el gobierno está dispuesto a aceptar, había días en los que cocinar era la única actividad que me ponía un cable a tierra, pero había otros en los que el recuerdo se mezclaba con mi presente Ixtepeño o Macondiano –según sea su gusto- en los cuales veía como personas en un intento desesperado por llevar a sus muertos fuera de Guayaquil para que no desaparezcan, los colocaban en sus autos fingiendo estar dormidos - entonces lloraba desconsoladamente y pedía comida para levar -.
Lloraba porque no me salía la sazón de ese plato en específico tal cuál recordaba, lloraba por que milagrosamente si me salía la sazón tal cual recordaba… en fin, hoy en mi ciudad cambiamos de semáforo, de rojo a amarillo y a estas alturas y después de tanta tela cortada, puedo concluir que para tener una sazón propia-es decir la heredada- es necesario aparte del divino detalle /como el que le dan las hierbitas picadas finito a las coladas de zapallo con choclo, al arroz con camarón o al ceviche / la tranquilidad del silencio, para llegar a esa calma espiritual, colectiva y física frente al fuego.
Ahora en el caso de que sus gobiernos no les proporcionen el último requerimiento dentro de lo que dura sus cuarentenas, les comparto mi receta.










RECETA: PARA RECREAR LOS RECUERDOS DE TU SAZÓN PROPIA

Dos porciones


ü  Una pizca de redes sociales, evitando leerlas en la noche y nunca cuando comes.
ü  Ir colando de uno en uno los 360 días que le falta para que el “presidente” Moreno salga del poder.
ü  Y finalmente  para obtener la certeza de que ningún gobierno de mierda ingresará ni a tu cocina ni a tus recuerdos, se recomienda: escuchar jazz o los Ángeles Azules a dúo con Fito Páez  y servirnos una copita de vino tinto mientras preparamos los alimentos.


                                                                                                                            

SisaKatuk

domingo, 27 de mayo de 2018

El Big Bang y el materialismo

Por George Tsoupros

No estoy convencido de que la reciente serie de dos partes de Peter Symon sobre la relación entre la cosmología moderna y la ideología haga justicia al materialismo  al satisfacer las demandas de la lucha ideológica actual.

A pesar de su encomiable esfuerzo por desacreditar la ofensiva ideológica de místicos como Paul Davies y John Gribbin, su análisis parece estar basado en la misma fuente de confusiones que han enredado el pensamiento epistemológico moderno (métodos de pensamiento, teoría del conocimiento).


Siendo un físico teórico y un investigador activo en el campo de la cosmología cuántica, no solo tengo una experiencia "de primera mano" en esas teorías que el Sr. Symon califica de "creacionistas", "idealistas" e "incompatibles con el materialismo", sino además, cuanto más exploro sus implicaciones, más aprecio su inmenso potencial para una vindicación definitiva de la perspectiva materialista.


El autor de los dos artículos afirma que los recientes descubrimientos observacionales "han socavado la teoría del Big Bang sobre la creación del universo". ¡No tanto así!. Son simplemente indicativos de una discrepancia entre la teoría misma y ciertas suposiciones consolidadas pero bastante arbitrarias y externas con respecto al valor de ciertos parámetros en la teoría.


El Big Bang en sí mismo no es una teoría de la creación. La singularidad que describe el Big Bang tiene un significado matemático muy concreto. Significa la desaparición de la comprensión clásica del comportamiento del universo.


En el contexto de tal comportamiento y dependiendo de un conjunto único y específico de condiciones iniciales, el universo, como sistema físico, sigue un patrón único de evolución que matemáticamente describe la teoría de la Relatividad General.

El hecho de que tal comportamiento tenga un comienzo en el tiempo -que además, de alguna manera, define el comienzo del tiempo mismo- no implica en absoluto que el universo mismo tenga un comienzo.


El universo es, en última instancia, un sistema cuántico que manifiesta, como tal, una vasta riqueza de potencialidades asociadas con sus posibles cursos de evolución (trayectorias). El carácter cuántico del Universo es particularmente pronunciado en sus primeras etapas de evolución (poco después del momento convencional del Big Bang) donde, debido a sus tamaños microscópicamente pequeños, desafía la descripción de la teoría clásica de la Relatividad General.


La singularidad del Big Bang es, más enfáticamente, indicativa de la necesidad de una descripción cuántica del universo, una que combine la premisa de la física cuántica con la teoría de la gravedad de Einstein (gravedad cuántica) y, como tal, trascienda inherentemente el concepto del principio de espacio y tiempo y, en consecuencia, de creación.


Tal es también el caso con el concepto cuántico de un "universo de la nada" que el autor afirma ser incompatible con el materialismo. En este tema, la fuente de confusión es un problema de lenguaje.El concepto de "nada" en física cuántica ciertamente no es el concepto de "nada" en la vida cotidiana. En el peor de los casos, significa las limitaciones en nuestra comprensión actual de la gravedad cuántica.


La estructura física de esa "nada" es hoy objeto de intenso estudio, a la vanguardia de la investigación teórica.


En la categoría de literatura de ciencia popularizada, Steven Hawking -
quizás la mayor autoridad en la cosmología cuántica actual- es mucho más explícita sobre las implicaciones filosóficas de la cuestión de algo fuera de la nada que él mismo ha formulado matemáticamente como una " condición"  sin bordes:

"Mientras el universo tuviera un comienzo, podríamos suponer que tenía un creador. Pero si el universo es realmente autónomo, sin borde ni límite, no tendría principio ni fin: simplemente sería. ¿Qué lugar queda para un creador? "

De lo anterior, debería ser evidente que la cosmología moderna manifiesta un potencial para la completa reivindicación de una visión materialista de la naturaleza.


Cualquier ataque al materialismo se basa en una contradicción metafísica tácita y puramente imaginaria entre dos atributos de la materia: su manifestación y sus potencialidades.


Esta contradicción no capta la relación dialéctica entre esas dos cualidades como atributos diferentes de una y la misma cosa y ha sido la base de la interpretación epistemológica dominante en la física desde los primeros días del debate onda-partícula.

 
Tal postura, naturalmente, proporciona el contexto conceptual entre el universo real (es decir, el universo clásico que evoluciona a escalas de gran tamaño) y la existencia única de patrones potenciales para la evolución en ausencia de un "universo real" como escalas de pequeño tamaño. Es una contradicción típica entre "ser" y "nada" y constituye la base de cualquier ataque positivista o idealista contra el materialismo.


¡Igualmente, parece proporcionar la base para cualquier objeción "materialista" a la ciencia! Me temo que, al tratar de desacreditar las teorías científicas del Big Bang y la condición de frontera "fuera de la nada", Peter Symon, sin darse cuenta y a pesar de sus nobles intenciones, está en línea con los oponentes del materialismo.

Atacar las teorías científicas en lugar de su enfoque epistemológico  e interpretación filosófica influenciado ideológicamente es proporcionar una base potencial para nuevos ataques contra el materialismo.


Más allá de toda duda, Paul Davies, John Gribbin y sus semejantes son propagandistas bien pagados al servicio del imperialismo. ¿Por qué es, sin embargo, que su propaganda idealista y  oscurantista cae en un terreno tan fértil en lo que concierne al público? El tema ya no es de propaganda concertada y orquestada, sino de ideología.


La razón de la "dificultad de la humanidad" para concebir un universo infinito no radica simplemente en el alcance finito de la humanidad, como sugiere Peter Symon. Se encuentra en las condiciones materiales de la existencia de la humanidad. Se encuentra en la alienación y el fetichismo de las mercanc
ías.

Es demasiado natural en un mundo donde los seres humanos no controlan las condiciones de sus vidas sino que son controlados por ellas, donde los seres humanos son sometidos a la regla ciega de las circunstancias que ellos mismos han creado a través de su actividad histórica, donde los seres humanos  se pierden en el curso de su actividad vital para que el hombre vea su propia existencia y la del mundo como consecuencia, se vean como el resultado de la acción de poderes alienantes.

Esta es, en última instancia, la base de toda influencia ideológica en la ciencia y del misticismo que tiende a envolver a la cosmología moderna. Al citar a K. Marx sobre el tema de la ilusión religiosa, Peter Symon está, en su artículo, aludiendo ciertamente a esa base. Lo que su análisis no logra comprender es, en mi opinión, el vínculo entre la propaganda idealista contra la que intenta argumentar y la base material de la ideología que la sostiene.

La avalancha de libros en los últimos años "popularizando" la ciencia en dirección al misticismo y el interés que han generado es un aspecto del ataque ideológico multifacético que sirve a los poderosos intereses corporativos en un contexto económico donde la expansión productiva impulsada por la ciencia ha creado las condiciones y la necesidad del pensamiento crítico como prerrequisito para una participación socialmente extendida e igualmente necesaria en la toma de decisiones. El interés, sin embargo, con el que las interpretaciones místicas y positivistas se reciben de la comunidad pública y científica, respectivamente, es indicativo de una práctica histórica que se ahoga en el contexto actual de las relaciones de producción.

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Toda vida social es esencialmente práctica. Todos los misterios que conducen la teoría al misticismo encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica.
"


El predominio ideológico del positivismo y el misticismo hoy es indicativo de una relación de fuerzas severamente desfavorable para el desarrollo de un movimiento revolucionario que sería la única fuerza capaz de disipar todo misticismo en la vida social a través de una comprensión racional del mundo. La ciencia moderna proporciona el potencial para tal comprensión.

Asaltar sus aspectos más avanzados en nombre del materialismo es un servicio pobre a esa causa de entendimiento racional.

Junto a los esfuerzos por construir un movimiento obrero en condiciones de dominio económico corporativo, la necesidad de una ofensiva ideológica avanzada contra los servidores "posmodernos" del racionalismo económico en la filosofía es mayor que nunca.
 


 

Materialismo, mecanicismo y la mente humana.

Por Kenan Malik
Como humanistas, tendemos a ser materialistas, rechazando las explicaciones divinas o místicas de cualquier fenómeno natural o humano. Y como materialistas, tendemos a creer que podemos entender a los seres humanos y a la mente humana, de la misma manera que entendemos cualquier otro fenómeno en la naturaleza. Desde un punto de vista tan naturalista, la mente humana es simplemente una versión sofisticada de la mente animal o una versión sofisticada de una máquina.Quiero argumentar que esta es una manera totalmente confusa de entender a los seres humanos y la mente humana. De hecho, quiero argumentar todo lo contrario: primero, que los seres humanos son seres excepcionales, no simplemente únicos en el sentido de que cada especie es única, sino excepcional en cuanto a que los humanos no pueden entenderse únicamente como seres naturales. El rechazo del excepcionalismo humano no es materialista, sino una perspectiva mecanicista. Y en segundo lugar, quiero mostrar que esos puntos de vista mecanicistas se han puesto de moda, no debido a los avances en la ciencia, sino debido al crecimiento de los sentimientos antihumanistas en nuestra cultura.Una paradoja de la ciencia es que su éxito en la comprensión de la naturaleza ha creado problemas para su comprensión de la naturaleza humana. El éxito de la ciencia se deriva de la forma en que ha "desencantado" el mundo natural, tomando prestada la frase de Max Weber. Mientras que el mundo precientífico consideraba que el universo estaba lleno de propósitos y deseos, la revolución científica transformó la naturaleza en una entidad inerte e inútil.

En el corazón de la metodología científica está su visión de que la naturaleza y  los organismos naturales funcionan como máquinas; no porque los animales son inanimados, ni porque las hormigas o los simios funcionan como computadoras o televisores, sino porque, como todas las máquinas, carecen de propósito y voluntad. Los animales son objetos de fuerzas naturales, no sujetos potenciales de su propio destino. Actúan un drama, no crean uno.

Los humanos, sin embargo, no son criaturas desencantadas. Poseemos propósito y una finalidad, conciencia y voluntad, cualidades que la ciencia ha eliminado del resto de la naturaleza. Excepcionalmente entre los organismos, los seres humanos somos a la vez objetos de la naturaleza y sujetos que, en cierta medida, podemos configurar nuestro propio destino. Somos seres biológicos y estamos bajo el control de leyes biológicas y físicas. Pero también somos seres concientes con propósito y finalidad, rasgos cuya posesión nos permite diseñar formas de romper las restricciones de las leyes biológicas y físicas. Estamos, en otras palabras, tanto dentro de la naturaleza como fuera de ella.


Trascendencia

El mismo desarrollo del método científico ha exacerbado esta paradoja de ser humano. Estudiar la naturaleza científicamente nos exige hacer una distinción entre una humanidad que es un sujeto pensante y una naturaleza que se presenta al pensamiento, pero que en sí misma es incapaz de pensar. Cuando se estudia la naturaleza "externa", la distinción entre el sujeto pensante y el objeto de estudio es fácil de realizar. Pero con el estudio de los humanos, una división tan ordenada se vuelve imposible: los seres humanos son simultáneamente el sujeto que piensa y el objeto de ese pensamiento. Podemos entender a los humanos como seres dentro de la naturaleza que pueden ser estudiados por la ciencia. Pero el solo hecho de estudiar a los humanos de esta manera los lleva fuera de la naturaleza debido a la distinción que debemos hacer entre la naturaleza inerte y mecánica y la humanidad activa y pensante. Esto es, en palabras de la filósofa Kate Soper, "la paradoja de la inmanencia y la trascendencia simultáneas de la humanidad". La naturaleza "es aquello en lo que la humanidad se encuentra, y a la que pertenece en cierto sentido, y también aquello de lo que parece excluido en el mismo momento en que reflexiona sobre su alteridad o su pertenencia".Hablar de humanos como 'trascendentes' no es atribuirles propiedades espirituales. Es, más bien, reconocer que, como sujetos, tenemos la capacidad de transformar nuestros yos, nuestras naturalezas, nuestro mundo, una capacidad negada a cualquier otro ser físico. En los seis millones de años transcurridos desde que las líneas humana y de chimpancé se separaron por primera vez a ambos lados del Gran Valle del Rift en África, el comportamiento y el estilo de vida de los chimpancés apenas han cambiado. El comportamiento humano y los estilos de vida tienen claramente. Los humanos hemos aprendido a aprender de las generaciones anteriores, mejorar su trabajo y establecer un impulso para la vida y la cultura humanas que nos ha llevado del arte rupestre a la física cuántica y la conquista del espacio. Es esta capacidad de innovación constante la que distingue a los humanos de todos los demás animales. Todos los animales tienen un pasado evolutivo. Solo los humanos tenemos una historia.

Todos los animales no humanos están limitados por las herramientas que la naturaleza les legó a través de la selección natural. No son capaces de luchar por la verdad; simplemente absorben información y se comportan de maneras útiles para su supervivencia. Los tipos de conocimiento que requieren del mundo han sido preseleccionados en gran medida por la evolución. Ningún animal es capaz de hacer preguntas o generar problemas que son irrelevantes para sus circunstancias inmediatas o sus necesidades diseñadas evolutivamente. Cuando un castor construye una presa, no se pregunta por qué lo hace, o si hay una mejor manera de hacerlo. Cuando una golondrina vuela hacia el sur, no se pregunta por qué está más caliente en África o qué pasaría si volara más al sur.Los humanos se hacen a sí mismos estos y muchos otros tipos de preguntas, preguntas que no tienen relevancia, de hecho tienen poco sentido, en el contexto de las necesidades y metas establecidas por la evolucion. Lo que distingue  a los seres humanos es nuestra capacidad para ir más allá de nuestros objetivos definidos naturalmente, como la necesidad de encontrar comida, refugio o una pareja y establecer metas creadas por el ser humano.Algunos pensadores contemporáneos creen que, de hecho, hay ciertas preguntas que los humanos son incapaces de responder debido a nuestra naturaleza evolucionada. Steven Pinker, por ejemplo, argumenta que "nuestras mentes evolucionaron por selección natural para resolver problemas que eran asuntos de vida o muerte para nuestros antepasados, no para comunicarnos con la corrección o para responder cualquier pregunta que podamos formular. No podemos tener diez mil palabras en nuestra memoria a corto plazo. No podemos ver la luz ultravioleta. No podemos rotar mentalmente un objeto en la cuarta dimensión. Y tal vez no podamos resolver acertijos como el libre albedrío y la sintencia ".

Queda por ver si esto es cierto o no. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que la mayoría de los problemas científicos como de la estructura del ADN, a la composición física del sol, al mecanismo de la evolución, son problemas que no hubieran sido "asuntos de vida o muerte para nuestros antepasados". Los hemos resuelto a pesar de nuestro legado evolutivo, no solo a causa de eso. El desarrollo de la ciencia requiere habilidades mentales, muchas de las cuales son adaptaciones evolucionadas. Pero también requiere que trascendamos esas adaptaciones. Nuestra herencia evolutiva sin duda da forma a la manera en que los humanos se acercan al mundo. Pero no lo limita, como lo hace para todos los demás animales.


Todos los humanos ven el mundo desde una perspectiva específica: desde la perspectiva de nuestros sentidos individuales, de nuestra especie particular, de nuestra cultura particular, del período histórico que habitamos. Pero también podemos avanzar más allá de las particularidades de nuestras vidas individuales, para tener una visión del mundo más inclusiva y objetiva. Para adquirir tal comprensión, necesitamos, en palabras del filósofo estadounidense Thomas Nagel, "dar un paso atrás desde nuestra visión inicial de la misma y formar una nueva concepción que tuviera esa visión y su relación con el mundo como su objeto".

Para ir más allá de una visión puramente personal del mundo, tenemos que salir de nuestras mentes individuales, por así decirlo, y ver el mundo desde un punto de vista más externo. Para ir más allá de la visión que ofrece una cultura particular, necesitamos, al menos metafóricamente, salir de esa cultura y verla desde afuera. Y así. Este proceso de salir de las circunstancias inmediatas para lograr una visión más inclusiva es precisamente el proceso de trascendencia. Sin tal proceso, ni la historia ni la ciencia serían posibles.
 


Entonces, excepcionales entre los organismos, los seres humanos somos a la vez objetos de la naturaleza y sujetos que, al menos hasta cierto punto, podemos configurar nuestro propio destino. La ciencia ha eliminado la teleología del mundo natural. Pero la teleología sigue siendo un aspecto crucial del mundo humano. El desafío para cualquier teoría mecanicista, entonces, es explicar la teleología del mundo humano en términos no teleológicos.

Mecanicismo

Los científicos mecanicistas se han enfrentado a este desafío de dos maneras. Una es negar la teleología. El otro es ignorarlo. Algunos mecanicistas argumentan que la teleología es una ilusión, algo en lo que la selección natural nos ha diseñado para creer, no porque sea verdad, sino porque es útil. Como lo expresó el neurocientífico Colin Blakemore, cuando "sentimos que tenemos el control de una acción, ese sentimiento en sí mismo es el producto de nuestro cerebro, cuya maquinaria ha sido diseñada, sobre la base de su utilidad funcional, por medio de la selección natural". Los "materialistas eliminativos" proporcionan una versión extrema de este argumento, como los filósofos Paul y Patricia Churchland, que argumentan que no existen cosas como los deseos, las creencias y las mentes. Estos, creen, son simplemente invenciones de una "psicología popular" que eventualmente será barrida por una ciencia adecuada. (Aunque, por supuesto, no creen que existan creencias en su universo).Muchos encuentran inverosímil la noción de que el propósito humano es una ilusión y el yo solo un cuento. Por lo tanto, adoptan un enfoque diferente aceptando, en principio, la existencia de la conciencia y el libre albedrío, pero ignorándolos en la práctica al formular conceptos científicos como el de la naturaleza humana. Steven Pinker, por ejemplo, está "tan seguro de que soy inteligente como estoy seguro de cualquier cosa". El razonamiento moral, señala, depende de nuestro reconocimiento de nosotros mismos como seres sintientes. El concepto de sintencia "subyace a nuestra certeza de que la tortura es incorrecta y que inhabilitar a un robot es la destrucción de la propiedad, pero deshabilitar a una persona es un asesinato". Pinker reconoce que, hasta el momento, no tenemos idea de cómo explicar lasintencia científicamente. Pero, argumenta, "nuestra incomprensión de la sintencia no impide que entendamos por lo menos cómo funciona nuestra mente".

 Parece extraño afirmar que la sintencia es central para el pensamiento humano y también irrelevante para nuestra comprensión de cómo funciona la mente. Como señala el neurocientífico Ray Tallis, construir una teoría de la mente humana mientras se ignora la sintencia es algo así como "intentar construir una casa comenzando en el segundo piso". La sintencia, observa Tallis, "es el primer problema, no el último, de la psicología. No es simplemente el más difícil de los problemas de la conciencia o la mente, sino que también es el principal y abordarlo no puede posponerse hasta que uno haya resuelto los problemas "más fáciles", como los relacionados con las "funciones cognitivas", como la inteligencia, la memoria, el pensamiento, etc. "La relación entre los humanos como seres físicamente determinados y los humanos como agentes morales es uno de los problemas más difíciles para los científicos y filósofos. Pero negar uno u otro aspecto de nuestra humanidad no es una forma de resolver el enigma. Al insistir en que los humanos pueden entenderse en términos puramente naturalistas, los pensadores mecanicistas en la práctica se ven obligados a renunciar al intento de comprender a los humanos como seres subjetivos, y se ven obligados a vernos simplemente como objetos.

Ciertamente, los avances recientes en biología evolutiva, psicología del desarrollo, neurociencia y genética han ayudado a transformar nuestra comprensión de la naturaleza humana, socavando, por ejemplo, la idea de bebés recién nacidos como pizarras en blanco y proporcionando nuevos conocimientos sobre varias cuestiones desde el autismo hasta el comportamiento sexual. Y no es de extrañar que vean que nosotros somos, después de todo, seres físicos y criaturas evolucionadas.

Pero mientras los investigadores traten a los humanos como si fuéramos simplemente objetos, y no como sujetos, entonces se enfrentarán a un gran obstáculo conceptual en su comprensión de lo que es ser humano.


Subjetividad

La subjetividad es una parte integral de nuestro mundo. Pero reconocer a los humanos como sujetos no es lo mismo que decir que los humanos están más allá de la comprensión. No hay ninguna razón por la cual no deberíamos construir un recuento racional y científico de la subjetividad humana. Lo que no podemos hacer, sin embargo, es comprenderlo utilizando únicamente los mismos métodos que usamos para comprender fenómenos puramente objetivos: los métodos de la ciencia natural.

Aquellos que continúan insistiendo en que debemos entender los estados mentales con las herramientas de la ciencia natural porque estas herramientas son las mejores para desmantelar los secretos de la naturaleza son un poco como el borracho que pierde sus llaves en el arroyo, pero las busca debajo del poste ochenta metros de donde las perdió porque "ahí es donde está la luz".
 


Materialismo

Muchos materialistas encuentran este argumento problemático porque se mantienen firmemente en la creencia de que solo hay una forma de entender el mundo. El materialismo, de acuerdo con el matemático Norman Levitt, "se refiere a la opinión de que esencialmente hay un solo tipo de realidad, un tipo de existencia material, gobernada por su conjunto único e invariable de leyes".Sin embargo, hay más de una forma de entender el "materialismo". Una definición es que lo único que existe es la materia física. Un segundo es que uno puede explicar todos los eventos y fenómenos sin recurrir a lo sobrenatural o divino. El materialismo también puede referirse a la creencia de que las explicaciones de las ciencias naturales son suficientes para explicar todos los fenómenos, no simplemente los fenómenos de la naturaleza; en otras palabras, los fenómenos mentales y sociales se pueden "reducir" a los fenómenos físicos. Este es el sentido en el que los pensadores de inclinación naturalista entienden el "materialismo". Y es lo que llamo una visión del mundo "mecanicista", en lugar de materialista. 

Es muy posible ser un materialista en el sentido de rechazar las explicaciones divinas y aceptar que lo único que existe es físico, sin creer que los fenómenos mentales y sociales se pueden explicarse en términos puramente físicos o mecánicos. Una visión materialista, en este sentido, entiende a los seres humanos sin recurrir a explicaciones místicas. Pero también ve a los humanos como excepcionales porque los humanos, a diferencia de otros seres, poseen conciencia y propósito. Y comprender la conciencia y la acción humana requiere que comprendamos a los humanos no solo como seres naturales, sino también como seres históricos y sociales. 

Mecanicismo y posmodernismo

Una visión mecanicista, por otro lado, ve a los seres humanos en gran medida como objetos a través de los cuales actúa la naturaleza. Pocos científicos, incluso aquellos con una cosmovisión mecanicista, negarían que los seres humanos posean conciencia o libre albedrío. Sin embargo, su deseo de una explicación puramente naturalista del mundo les niega los recursos que les permiten comprender a los humanos como sujetos. El lugar peculiar que los humanos ocupan en el orden natural significa que necesitamos herramientas intelectuales especiales para comprendernos a nosotros mismos. Las herramientas de la ciencia natural se han desarrollado para la comprensión de objetos (animales incluidos), entidades sin conciencia o subjetividad. Son insuficientes para entender lo que es ser un sujeto humano.Una de las ironías de una visión mecanicista es que su reticencia a reconocer al sujeto humano tiene paralelismos claros con los puntos de vista postmodernos de lo que es ser humano. La mayoría de los mecanicistas son claramente, y con razón, implacablemente hostiles al posmodernismo y su deconstrucción de la razón. "Hay", como lo dice Norman Levitt, "algo medieval al respecto". El posmodernismo "parece representar un rechazo del legado más fuerte de la Ilustración. Parece burlarse de la idea de que, en general, una civilización es capaz de pasar de la ignorancia a la comprensión". 

Pero a pesar de esa hostilidad, lo que vincula el mecanicismo y el posmodernismo es la desconfianza común de la subjetividad humana. Para los mecanicistas, la conciencia y el ser son fenómenos ilusorios, o que pueden ignorarse mientras hacemos el trabajo científico de entender a los humanos de una manera puramente naturalista.

Los posmodernistas igualmente condenan al sujeto humano. Para los posmodernistas, el sujeto humano no es una ilusión física sino una construcción histórica, un mito impuesto por la cultura racionalista europea como parte de su intento de colonizar el resto del mundo, no solo físicamente sino también intelectualmente. Conceptos del tema, el historiador Robert Young escribió: "máscara sobre la asimilación de lo humano con los valores europeos".


Lo que también vincula el mecanismo y el posmodernismo es que ambas son respuestas al pesimismo que empaña la cultura contemporánea. Un siglo de derramamiento de sangre y destrucción sin precedentes ha creado un escepticismo generalizado sobre las capacidades humanas. Cada huella que el hombre hace sobre su mundo, muchos sienten, parece empeorarlo. El intento de dominar la naturaleza ha llevado al calentamiento global y al agotamiento de las especies. El intento de dominar a la sociedad ha llevado a Auschwitz y los gulags. Ya no creemos, observó Michael Ignatieff recientemente, que "el progreso material implica o permite el progreso moral". Comemos bien, bebemos bien, vivimos bien, observó Ignatieff, "pero no tenemos buenos sueños". El Holocausto "sigue siendo un fantasma en nuestra fiesta".
 


Los científicos naturales y los científicos sociales han tendido a responder a este pesimismo de diferentes maneras. Muchos científicos sociales han llegado a negar la noción de progreso social y a preguntarse si los humanos, solo porque poseen una razón y se involucran en la ciencia, tienen un acceso privilegiado a la realidad. Filósofos como Richard Rorty, por ejemplo, argumentan que nunca podemos conocer la "realidad"; que el intento de distinguir entre apariencia y realidad es una quimera; esa verdad es relativa a culturas y edades particulares; y ese progreso no se puede medir con relación a ningún criterio externo.Los pensadores mecanicistas encuentran estos puntos de vista altamente objetables. Pero el mecanicismo en sí mismo es un producto del pesimismo contemporáneo. La historia del siglo XX, argumenta el biólogo evolutivo Rob Foley, ha transformado la visión científica de la humanidad, reduciendo la "autoestima humana" y llevando a una "pérdida de confianza en la medida en que se podría decir que los humanos están en una pedestal sobre el pantano de la brutalidad animal ". Los victorianos creían que los humanos estaban más cerca de los ángeles que de los simios. Sin embargo, durante el transcurso del siglo XX, Foley señala que "los simios se han vuelto más angélicos" mientras que los humanos se han vuelto "más adictos": "Donde originalmente se pensó que los humanos eran la forma de vida avanzada y progresiva y otros animales, más primitivo ", concluye," ahora se puede argumentar que el animal que está dentro de nosotros es nuestro lado noble, y la humanidad o civilización, el lado más oscuro, una reversión completa de la imagen victoriana original ". 
  
Para los mecanicistas, el pesimismo sobre la naturaleza humana ha llevado a la visión de los humanos como a otro animal, y de la mente humana como una máquina: el hombre, como bestia y zombi. Tanto los mecanicistas como los posmodernos niegan en sus diferentes formas la noción del carácter excepcional de los seres humanos. Como nos hemos vuelto más pesimistas sobre la condición humana, como el estado excepcional de los seres humanos ha parecido en el mejor de los casos autoengaño, en el peor peligrosamente arrogante, la idea de que los humanos son solo animales o máquinas ha aparecido científicamente plausible y culturalmente aceptable .Racionalidad y subjetividad. Tanto en ciencia como en política, a menudo se los considera elementos conflictivos. De hecho, son aspectos integrales de nuestra humanidad. Juntos dan forma a nuestra humanidad, y nuestra capacidad para el conocimiento científico y la conducta política. Y juntos ayudan a definir la naturaleza excepcional de los seres humanos. Si ignoramos uno u otro, ya sea en la ciencia o en la política, ignoramos un hilo esencial de nuestra humanidad. 

domingo, 3 de diciembre de 2017

Manuel DeLanda y la termodinámica del no equilibrio



Manuel DeLanda explica la importancia que la termodinámica del no equilibrio tiene para tres campos tan dispares como la filosofía materialista, la evolución y la creatividad artística:

Desde el punto de vista de la filosofía, el resultado científico más relevante de los últimos 30 o 40 años es la termodinámica fuera del equilibrio. Lo es para muchas personas incluido Ilya Prigogine, quien ganó un premio Nobel de química por su trabajo en este campo.
Primero, la termodinámica es muy importante para filosofía, para la filosofía de los procesos, porque trabaja con cantidades como la temperatura o la presión, cuyas diferencia (variaciones en la temperatura o variaciones en la presión) provocan flujos, provocan procesos, son el combustible de una energía potencial que está imbuída en las diferencias en sí mismas. Mientras las diferencias no se cancelen, éstas pueden conducir un proceso.
Desde un punto de vista filosófico, particularmente desde Gilles DeLeuze, existe un realismo de los procesos. La realidad existe independientemente de nuestras mentes, pero tiene la necesidad de explicar cada sencillo ítem en esa realidad vía el proceso de producción. La producción trae en su ser diferencias intensas: diferencias en temperatura, diferencias en velocidad, diferencias en densidad, etc. las que son cruciales no solamente porque hay diferencias sino porque son productivas.
La termodinámica inició en el siglo XIX basicamente como resultado del aparecimiento de la máquina de vapor. La máquina de vapor acababa de aparecer entre la población de máquinas como una nueva especie de máquina y las personas, los artesanos, que las crearon por primera vez eran personas muy ignorantes de la ciencia. Así que esta máquina fue más una forma de artesanía más bien que ciencia aplicada. Cuando los científicos se aproximaron a la máquina de vapor, lo hicieron como un animal, como un nueva especie de máquina que había aparecido entre las que ya existían. Esto fue un hecho muy interesante ya que no sucedió como con la astronomía que tenía orígenes muy antiguos. La termodinámica fue una ciencia que comenzó con la industrialización.
La primera rama de la termodinámica o la primera versión de la termodinámica, que fue como un accidente, fue llamada la termodinámica del equilibrio. Estudió solamente el estado de equilibrio final, que es el estado que aparece después que las diferencias en intensidad han sido canceladas. Por eso la termodinámica del equilibrio no puede concebir, o no tiene una vía para conceptualizar las diferencias en intensidad como entidades filosóficas.
Entonces, en algún momento en las primeras dos décadas del siglo XX apareció la segunda versión de la termodinámica llamada la termodinámica cercana al equilibrio. En esta versión los sistemas comienzan un poco lejanos del equilibrio y entonces se les permite alcanzar el equilibrio nuevamente. Pero la intensidad de las diferencias es muy, muy pequeña. Fue un progreso porque ya estudiamos la aproximación hacia el equilibrio, y ya no estábamos estudiando sistemas que alcanzan el equilibrio. Pero la diferencias de intensidades fueron tan minúsculas que los sistemas no revelaron ningún fenómeno más lejano.

Fue entonces que Prigogine y otros científicos como él que trabajaban en la termodinámica alejada del equlibrio, crearon experimentos de laboratorio en los cuales no permitieron que las diferencias en intensidad se cancelaran a sí mismas. Los experimentos eran abiertos lo que significa que habían flujos de materia o flujos de energía constantemente viniendo desde afuera para refrescar el sistema. La idea completa es estudiar que sucede en el sistema si no se permite que las diferencias en intensidad se cancelen. Esto es terriblemente crucial ya que es la historia de las diferencias en sí mismas.
Mientras que en la termodinámica del equilibrio aún los sistemas no lineales exhiben la forma más simple de comportamiento, como por ejemplo los atractores de estado estacionario o estados estacionarios estables, lejos del equilibrio se descubre que hay estados normalmente estacionarios pero también equlibrio periódico, ciclos límites y atractores caóticos o formas fractales de estabilidad que son cuasi-periódicas. En otras palabras, aún en la mayoría de los sistemas no lineales estudiados cerca del equlibrio no se revela el repertorio completo de auto-organización. Se necesita empujar a un sistema no lineal lejos del equilibrio, y es solamente en esa región de intensidad que el repertorio completo de atractores virtuales llega a ser revelado.
Por lo tanto, para la filosofía es muy importante porque como filósofo, usted quiere estudiar el estatus ontológico de los atractores, por ejemplo. Si usted está mirando sistemas en equilibrio va a descepcionarse porque los sistemas en equilibrio ocultan lo virtual, los sistemas en equlibrio no permiten la expresión completa de otras potencialidades de lo virtual. Si usted estudia sistemas alejados del equilibrio abre una ventana en los virtual en el sentido que el repertorio completo de atractores ahora llega a ser parte de la dinámica del sistema.
A más de revelar la potencialidad de la no linealidad, la termodinámica del no equilibrio revela la materia con la capacidad de la auto-organización. Es una vía de dos sentidos en una misma pregunta.
Otra rama capaz de beneficiarse la de termodinámica del no equilibrio es la biología evolutiva. Cuando solo consideramos genes, enzimas, proteínas en una selección natural, llegamos a una serie de agujeros en la historia que pueden ser tomados como una ventaja por los creacionistas y los partidarios del diseño inteligente quienes pretenden haber encontrado agujeros en la teoría de Darwin. La mayoría de estos agujeros pueden ser llenados como Stewart Coffman y todos los biólogos han demostrado, incorporando la termodinámica del no equilibrio en la teoría evolucionista porque la materia en la que los genes actúan es una materia activa, una materia morfogenética. Todo lo que los genes tienen que hacer es guiar este fragmento de materia morfogenético en diferentes direcciones para producir especies diferentes y no tenemos que contar con los genes para hacerlo todo, que es una de las razones de que existan agujeros en la teoría de la evolución.
Bien, lo que quiero decir es que la única filosofía que puede beneficiarse de la ciencia es la filosofía materialista. Si usted es un fenomenologista que prefiere creer que la única cosa que existe son los fenómenos, estas cosas que se nos aparecen y usted está hablando simplemente acerca de nuestro campo fenoménico, no puede beneficiarse de ninguna manera de la ciencia. Porque por ejemplo usted sabe cuando Heidegger hace comentarios tontos como el de que la ciencia no piensa, usted no puede esperar que la fenomenología pueda obtener algún beneficio desde la ciencia.
La filosofía materialista por otra parte, si puede beneficiarse de la ciencia, pero si se trata de una ciencia del no equilibrio y no lineal porque la ciencia del equilibrio y la ciencia lineal le muestran un lugar de la materia que ha sido empobrecido, demasiado mecanicistia en el estilo anticuado. Los sistema no lineales en no equilibrio o lo lejanos del equilibrio despliegan una más grande variedad de comportamientos, que como materialista su noción de materia, su concepto de materia llega a ser el de una materia activa, un materia que es capaz de morfogénesis y por eso revela una clase de materia que revela un mundo creativo que no necesita de los humanos para ser creativo.
Por lo tanto existen dos tipos de artistas. Los artistas que van por la fenomenología no sacuden nada porque sólo están trabajando con conceptos, con palabras. Las explicaciones extremadamente largas del trabajo del arte están completamente fuera de sitio, pero tengo la esperanza que existirá un día una nueva generación de artistas que recuperen el respeto por la materia y que en lugar de sólo conceptos lingüísticos, comiencen a trabajar con los pigmentos nuevamente, que comiencen a tratar con la materia sonora, que comiencen a trabajar con el cuerpo como un sistema material en coreografía. Y este reencantamiento del mundo que está lejos del equilibrio no lineal lleve a las artes escénicas a trabajar con esta fuente de inspiración, para que permitan a la gente comprender que el mundo no necesita de un dios que le ordene ser creativo, pues el mundo por sí mismo es artístico en el sentido de que es capaz de generar formas por sí mismo.
Por lo tanto el arte llegará a ser no un forma en que el cerebro del artista se impone en una materia inerte, si no una asociación con la materia en la cual la forma viene de la interacción de lo humano con lo no humano.

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La entrevista original: