lunes, 21 de diciembre de 2009

Llanganatis. La entrada es por el Triunfo

Sábado 19 de diciembre



Salimos de Patate a las 9:00h. Cumplimos un ritual del que yo no tenía si no recuerdos de infancia: visitar la basílica del Señor de los Terremotos y su templete en el sitio exacto del hallazgo de la imagen después del Terremoto de 1797. Es por esto que por Baños pasamos las 10:45. Es cierto que la ruta por Patate hacia el Triunfo podía resultar mucho más emocionante que hacer la vuelta por Baños pero no queríamos forzar demasiado el vehículo de Wilfrido.



La ruta por Baños hacia el Triunfo comienza pasando la Ulba antes de Agoyán. Hay un gran letrero en el camino que anuncia la entrada al Parque Nacional de los Llanganatis. Este camino está casi totalmente pavimentado y correctamente señalizado. Llegamos al Triunfo a las 11:30.
Lo primero era preguntar por Don Segundo Rodríguez, el guía de montaña más emblemático de los Llanganatis y uno de los primeros colonos del Triunfo. Mucho del conocimiento sobre esta zona es debida a su trabajo. Vivía en la misma casa de donde yo había salido a escalar el Cerro Hermoso hace ya trece años. Ha pasado tanto tiempo.
En lo primero que insistió Don Segundo fue en pasar a la Cueva de los Incas. Esta parte no se si es leyenda o verdad científica, pero si se lograría confirmar la veracidad de los restos arqueológicos ahí encontrados, sería una prueba innegable de la presencia de pueblos originarios en esta región. Bueno, de ahí viene la leyenda del tesoro,...., pero esa en realidad no era nuestra preocupación.



Más bien estábamos inquietos por hallar un sitio para fijar el campamento y poder montar una parrilla para hacer un asado con las carnes tan bien refrigeradas en el culer.
Encontramos, con la ayuda de Don Segundo y el buen ojo de Wilfrido, el lugar apropiado a un poco más de 20 minutos del Triunfo. El camino hasta ahí es de herradura y hubo que hacer uso de toda la tracción del vehículo.
Primero procedimos al asado pues ya debía ser como las cuatro de la tarde. Después armamos el campamento e iniciamos el proceso de conocer la cañas de pescar. Personalmente no tuve mucho tiempo para el intento pues enseguida comenzamos con la tarea de armar las carpas.
Ahora si venían las grandes sorpresas del viaje. Primero Alexandra perdió todos su docuentos. Fue fácil darnos cuenta que alguien había abierto el vehículo y los había tomado. Una joven pareja del lugar los devolvió....con unos dólares menos. No digo más, los juicios de valor no son motivo de este espacio.



Luego fue la espera a la Marycarmen. Ella había prometido alcanzarnos en un bus que llegaba al Triunfo a las 19:00h. Doris, Alexandra y Wilfrido partieron a encontrarla. Yo me quedé en el campamento, debían ser como las 18:30 h. Aproveché para juntar leña y seguir alimentando la fogata que había encendido aprovechando las brasas que no se apagaron después del asado. Quedaba un poco de vino de la botella que habíamos abierto así que me senté a esperar el regreso de mis compañeros.
Cuando ya eran las 21:00 empecé a inquietarme. Luego las 22:30. Las horas se hacen largas en soledad. Me acordé de las palabras de Don Segundo: - cuando yo quiero hacer fiesta me voy a la montaña, siempre me gusta estar alegre, para qué estar triste- y así me cansé de mantener encendida la fogata y mejor me resigné a que mis amigos habían sufrido un contratiempo mayor por lo cual no los volvería a ver esa noche. Me retiré a al carpa...y al fin llegaron....el bus en que venía Marycarmen había tenido una larga demora.
Ahora si podíamos dar inicio a nuestar fiesta de Navidad: intercambio de regalos, más vino y canciones alrededor de la fogata hasta las cuatro de la mañana. Suficiente para un sólo día.

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